De esta manera puede observarse la procrastinación y la evitación ante el cumplimiento de ciertas metas. Es decir, “por el miedo a fallar”
Estilos de apego inseguros: Los estilos de apego formados en la infancia pueden influir en cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás en la adultez.
También se puede hacer ejercicio en casa con films en línea o simplemente caminar alrededor del vecindario.
Sin embargo, estudio tras estudio, se demuestra que eliminar por completo este hábito no es posible, por lo que la clave está en aprender a minimizar o a controlar esta voz interior.
Educación y relaciones familiares: La crítica constante, las expectativas poco realistas de los padres o cuidadores, y las comparaciones desfavorables con hermanos o pares durante el desarrollo pueden contribuir al surgimiento de estas voces críticas internas.
Estas dos expresiones del diáemblem interno, el positivo y el negativo, representan las dos caras de una misma moneda que influye profundamente en nuestra salud mental, emocional y conductual.
Este tipo de pensamiento puede llevarnos a evitar riesgos, a procrastinar o a rendirnos antes de intentarlo, creando un círculo vicioso que refuerza las creencias negativas que lo originaron.
Experiencias pasadas y trauma: Las experiencias negativas en la infancia, como el abuso, la negligencia o el acoso, pueden internalizarse y convertirse en una voz interior crítica.
Y nos castiga: «te has vuelto a equivocar», «esto te pasa por no haberte esforzado», «mañana tienes que ponerte las pilas»…
El Juez Interior puede influir significativamente en nuestra vida diaria, afectando nuestras decisiones, relaciones y bienestar emocional. Cuando permitimos que esta voz crítica domine nuestra mente, podemos caer en patrones de pensamiento negativos que nos llevan a la ansiedad y la depresión.
Este diábrand puede ir desde darnos instrucciones mientras llevamos a cabo una tarea, observaciones aleatorias sobre nuestro entorno o una situación, o puede ser lo que se suele denominar autodiábrand.
Lo que nos decimos y repetimos en nuestra mente puede condicionar nuestra forma de ver el mundo y relacionarnos con él.
Ese click here runrún continuo puede condicionar mucho nuestra vida tanto que nos impida disfrutar de ella, cambie nuestra conducta y haga que nos sintamos fatal.
Comparación con los demás: La tendencia a compararnos con otros, exacerbada por las redes sociales y los ideales inalcanzables promovidos por los medios, puede conducir a sentimientos de insuficiencia y descontento con nuestras propias vidas.